Con un lazarillo llegás por las noches
Trayendo las quejas del viejo violín,
Y en medio del humo
Parece un fantoche
Tu rara silueta
De flaco rocín.
Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego
Al ir destrenzando tu eterna canción,
Ponés en las almas
Recuerdos añejos
Y un poco de pena mezclás al alcohol.
El día que se apaguen tus tangos quejumbrosos
Tendrá crespones de humo la luz del bodegón,
Y habrá en los naipes sucios un sello misterioso
Y habrá en las almas simples un poco de emoción.
El día en que no se oiga la voz de tu instrumento
Cuando dejés los huesos debajo de un portal
Los curdas jubilados, sin falso sentimiento
Con una canzoneta, te harán el funeral.
Pareces un verso
Del loco Carriego
Pareces el alma
Del mismo violín
Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego
Tan lleno de pena, tan lleno de “splin”.
Cuando oigo tus notas, me invade el recuerdo
De aquella muchacha de tiempos atrás
A ver, viejo ciego, tocá un tango lerdo
Muy lerdo y muy triste, que quiero llorar.
Letra : Homero Manzi (Homero Nicolás Manzione Prestera)
Música : Sebastián Piana y Cátulo Castillo (Ovidio Cátulo González Castillo)
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