Junquillos y alelíes, narcisos y claveles,
Jazmines y azucenas, bordeaban el camino,
Que serpenteando alegre, cruzaban los vergeles
En donde llora el fiel y amante jardinero.
Al promediar las tardes, sin que faltara un día
Llegaba un mozo apuesto en busca de su amor,
Y al rato por la senda, la niña aparecía,
El seno palpitante y llena de rubor.
Yo era el jardinero, que oculto entre las rosas del mágico jardín
Oía placentero, palabras deliciosas, juramentos sin fin,
Era el amor primero, canción, perfume y miel
¡Yo era el jardinero del mágico vergel!
Con la primera estrella, la cita terminaba,
Uníanse los labios en tierno y largo beso,
Y por sobre las flores, la noche que avanzaba
Soplaba de tristeza, la hora del regreso.
Un día, ante los ojos atónitos del mozo
Un fúnebre cortejo pasó por el lugar,
Y ya por el fragante sendero milagroso
La niña de sus sueños jamás volvió a pasar.
Yo era el jardinero, que oculto entre las rosas del mágico jardín
Oía placentero, palabras deliciosas, juramentos sin fin,
Era el amor primero, canción, perfume y miel
¡Yo era el jardinero del mágico vergel!
Los años transcurrieron, veloces como el viento
Y al volver al viejo jardín abandonado,
Reconocí en un hombre vencido y harapiento
Al mozo de la historia que ya les he contado.
Me estremecí al recuerdo de sus tristes amores
Y por el escenario de la imaginación,
Volví a ver la pareja besarse entre las flores
Cuando eran dos amantes y un solo corazón.
Coda:
Era el amor primero, canción, perfume y miel.
¡Yo era el jardinero del mágico vergel!
Testo: V. Juan Clauso (Venancio Juan Pedro Clauso) Musica: Vicente Demarco Registrato da Ignacio Corsini con accompagnamento di chitarre. (30-11-1934)