Vos nunca sabrás por más que pienses

Todo el mal que me has causado,

Han dejado en ruinas, tus caprichos

Un hogar santificado.

Ella fue para mí, más que la dicha

De querer, todo mi amor,

La amiga, la noble

La gran compañera

De un hombre

Honrado y cabal.

 

Qué solo estoy

Qué triste quedé,

Dichosos aquellos

Que lloran un día

Y olvidan después…

Yo no sé llorar

Aguanto el sufrir!…

Y aunque esto es horrible

Rastrero y cobarde

No sé maldecir…

 

Habiendo por “ai” tantas mujeres

Vos venís a arrebatarme,

Lo que Dios me dio para solaz

De mi vivir amargo y triste.

Habiendo por “ai” tantos que buscan

Un amor sincero y fiel,

Pusiste tus ojos

En la que vos nunca

Debiste

Tus ojos poner.

 

Testo: Celedonio Esteban Flores
Musica : Joaquín Do Reyes

Registrato dall'orchestra di Osvaldo Fresedo con la voce di Roberto Ray.

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