Yo quiero que tú sepas
Adorada de mi alma,
Que vivo para amarte
Y que sueño con tu amor.
Que son largas mis noches
Para soñarte con calma,
Que son muchas las penas
Para este soñador.
Yo quiero que no ignores
¡Oh!, Dulce amada hermosa,
Que en mis retinas llevo
Cual mágica ilusión;
Y a todas horas veo
Tu cuerpo de diosa,
Como radiante un astro
Como una azul visión.
Yo te amo porque eres
Eterno sentimiento,
Porque tú eres sensible
Porque sabes amar.
Con ese amor tan puro
Que le da el pensamiento,
A la suprema grada
Del santísimo altar.
Bien sabes que te quiero
Que te amo y te idolatro,
Que no serán quimeras
Que forjo en mi ambición.
Y que tus ojos negros
Serán como dos astros,
Serán para mi númen
La dulce inspiración.
Yo quiero que mi verso
Sea himno de tu alcoba,
Y repercuta en ella
Como una imploración.
Tus febricientes labios
Que al corazón arroba,
Esta canción humilde
Que es como una oración.
Y cuando yo despierte
De mi insomnio ardiente,
Y vea que te esfumas
Cual mágica visión.
Se acallará mi pecho,
Se dormirá mi mente,
Al ver que todo ha sido
Fantástica ilusión.
Testo: Alfredo Defilpo Musica: Humberto Canaro (José Canarozzo) Registrato dall'orchestra di Francisco Canaro con la voce di Roberto Maida. (1935)