Calesita vieja y guapa, que llegaste a la barriada

Denotando estar cansada de tu eterno trajinar,

Por tu lona remendada y organito a manivela

Bien se ve que sos de aquellas, que mantiene en pie, el azar.

En mis tiempos de pebete, yo también monté tus pingos

Y soñé más de un domingo ser jinete de verdad,

Desde entonces, calesita, cada vez que vos llegás

Mis andanzas de purrete recordás.

 

Calesita paseandera

Que tenés alborotada,

A la enorme purretada

Que te quiere la verdad.

Tus caballos de madera

Y esos botes despintados,

Me transportan a un pasado

Que jamás he de olvidar.

Golondrina pasajera

Que buscando otras barriadas,

Con tus lonas remendadas

De improviso, te alejás…

Quedan tristes los pebetes

Frente a la esquina vacía,

No hay bullicio ni alegría

Cuando los abandonás.

 

Contemplando a los pebetes, disputarse entusiasmados

La sortija, que es el premio, de otra vuelta sin pagar,

Me parece verme entre ellos, dando vuelvas y más vueltas

Manoteando la “perita”, que no se deja alcanzar.

Es por eso que me apena, ver jugar la purretada

Con la cara iluminada de tanta felicidad,

Es que yo también fui pibe y es muy triste recordar

Los ensueños que ya nunca volverán.

 

Testo: César Felipe Vedani
Musica: Agustín Bardi

Registrato dall'orchestra di Francisco Canaro; canta Roberto Maida. 
(20-06-1938)
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